Hemos entrado en el mes más estival del año. El calor es evidente, excepto en algunas regiones noroccidentales de la península ibérica.
Si bien hay quienes quieren huir del agobio de las altas temperaturas y buscan actividades refrescantes o directamente optan por desplazarse a lugares más fríos, España entera se ve repleta de "guiris" durante los meses más calurosos, la mayoría de los cuales provinientes de zonas menos soleadas del planeta. Aquí también los residentes -nacionales y no nacionales- aprovechamos la temporada acercándonos a la playa, quedando con amigos en terracitas, dando largos paseos, etc. Aunque en ocasiones nos moleste el calor apremiante, especialmente al mediodía, solemos estar encantados de vivir en una parte del mundo en la que toca el sol, ¡y nos da de lleno!
Y estar encantados implica cierto grado de satisfacción, en parte modulado por factores psicofisiológicos que intervienen en la ecuación del estado de ánimo. En nuestro organismo tiene lugar un cambio hormonal característico:
- Se incrementan los niveles de serotonina (hormona/neurotransmisor que regula el estado de ánimo). Así, las personas suelen sentirse más activas y de mejor humor.
- También aumentan los niveles de melatonina, hormona que entre otras funciones regula los ciclos del sueño. Puede que nos levantemos más despejados a pesar de haber dormido menos horas.
- Por último, se incrementan los niveles de testosterona en sangre, hormona que entre otras funciones interviene en la líbido, circunstancia por la que tiende a aumentar la actividad sexual durante el verano.
Todo esto se traduce en beneficios físicos y psicológicos. Las personas se sienten más enérgicas, caminan con mayor frecuencia, realizan más ejercicio, la alimentación suele ser ligera y equilibrada, en general se beben muchos líquidos; es decir, se mejoran los hábitos. También se intensifican las dietas de adelgazamiento para "lucir palmito", hay quienes se ven más guapos y actúan de forma más arrolladora, etc. El hecho de poder hacer vida en las calles alegra las ciudades, o los pueblos, anima a la gente a relacionarse más con vecinos y amigos, lo que lleva a despreocuparse de los problemas cotidianos o profundos que se padezcan... Obviamente influye que oscurezca más tarde... En fin, existen muchas razones por las cuales se vive con agrado esta estación del año. Sobre todo la disfrutan aquellos que hacen vacaciones de algún tipo o disponen de tiempo libre. Por tanto, aunque se tengan motivos para estar mal, para angustiarse, lo más adaptativo consisitiría en "subirse al tren de la buena fortuna", en seguir la corriente a la muchedumbre que va y viene con felicidad.
La vida parece más fácil si se está de buen humor y se tiene la actitud de querer disfrutar de los buenos momentos, y para ello es asimismo importante propiciar esos buenos momentos. Buscar entretenimiento, salir con familiares y amigos, compartir grescas y cenas, realizar actividades físicas, etc. Lo que a cada uno le interese y le plazca para pasarlo medianamente bien, o muy bien, en el día a día.
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