He pensado que era una buena idea colgar este link en mi blog. Por un lado, porque creo que es una noticia fascinante y que puede abrir una ventana importantísima a la investigación de los estados bajos de conciencia, el estado vegetativo, y también de la eutanasia, la muerte digna, etc... -comunicarse con los seres queridos podría resultar la manera de preguntarles qué esperan de nosotros y del personal asistencial-. Por otro lado, me ha parecido fiel a mis principios bloggeros, puesto que supe de esta investigación nada más y nada menos que conversando el pasado sábado, de forma más que amena, con dos amigas y colegas de profesión en el Bar Estudiantil de Plaça Universitat. No tomábamos café, ya que el calor invitaba a otras bebidas más refrescantes, pero prácticabamos el sano placer de la charla y del debate "intelectual".
Gracias a una de ellas, que es neuropsicóloga, estuvimos hablando de estos temas. Así que comparto la revelación, no tan nueva pero aún muy viva, con quien quiera leerla y/o comentarla:
P.D.: También comenté la investigación con un joven amigo, que me dio la satisfacción de ya conocerla desde hace un tiempo..., un estudiante de biología apasionado por las neurociencias, al que le deseo mucha suerte cuando se gradúe y que pueda alcanzar sus metas.
ResponderEliminar